El Gobierno de Chile sigue sumido en la más completa desconexión con la realidad del país y su red educacional. Las recientes declaraciones del Ministro de Economía, Lucas Palacios, parecen demostrar un profundo desprecio hacia la encomiable labor que han desarrollado los profesores durante la pandemia.
Ante la solicitud emanada por parte del Colegio de Profesores y de la Comisión de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades de postergar el retorno a clases presenciales para el día 15 de abril, el Ministro de Economía, Lucas Palacios, declaró: “llama la atención que (los profesores) busquen por todas formas no trabajar (…)”. Asimismo, el Senador oficialista Iván Moreira (UDI) sostuvo que “muchos profesores han estado de vacaciones todo el año”.
Días más, días menos, declaraciones cruzadas, calendario de vacunación cumplido según lo dispuesto, protocolos al interior de las aulas… La discusión sobre el retorno presencial a clases presenta elementos que no pueden (ni deben) ser obviados. No podríamos afirmar que la educación remota reemplaza a la educación presencial sin tener que caer (casi maliciosamente) en la más profunda deshonestidad intelectual, como tampoco podemos reducir el debate a uno binario: buenos y malos, blanco o negro.
El retorno a clases presenciales es indispensable (realidad innegable), entonces ¿realmente los profesores estuvieron de vacaciones?, ¿realmente los profesores no quieren trabajar?
La pandemia producto del Covid-19 obligó a profesores a asumir el gigantesco desafío de repensar y resignificar la sala de clases. Los gritos en la sala de clases se reemplazaron por el acople de sonidos producido por los micrófonos abiertos, las sillas donde antes encontraban las caras de los alumnos fueron reemplazadas por las cuadrículas en la pantalla (siempre y cuando tuvieran las cámaras encendidas), las preguntas del final de la clase se transformaron en emails. La resignificación de la sala de clases también supuso una tarea para los profesores, ya que tuvieron que desarrollar rápidamente las competencias necesarias con respecto a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICS), desafío que tuvo que ser asumido rápidamente, incluso por docentes con nula relación anterior con las TICS.
En un país en que el 13% de la población no posee conexión a internet, el rol de los educadores no caducó. Un ejemplo claro de lo anterior es el de Maritza Figueroa, profesora de la comuna de El Carmen, quien recorrió más de 150 kilómetros por caminos rurales para dar apoyo académico y contención emocional a sus alumnos. Así, la labor educacional no cesó en ningún momento, al contrario, muchas veces los profesores tuvieron que redoblar sus esfuerzos para entregar los conocimientos necesarios a sus pupilos.
Lejos del estado de tranquilidad y paz que entregan las vacaciones, una encuesta realizada por “Elige Educar” indicó que un 77% de los profesores afirmaron estar “estresados” o “muy estresados”. También, el mismo estudio muestra que un 87% reconoció estar agobiado o que un 83% confesó tener problemas para conciliar el sueño.
Por último, el 1 de Marzo o el 15 de Abril volverán las clases presenciales en Chile, es un hecho. Otro hecho es el siguiente: los profesores de nuestro país nunca dejaron de trabajar ni se fueron de vacaciones, al contrario, siempre se mantuvieron conectados y pendientes a los desafíos que la pandemia supuso para ellos y sus alumnos, un esfuerzo encomiable que nadie podría desconocer (excepto, quizás, quienes llevan 4 años desconectados del país que gobiernan).
MARTIN VALENZUELA