Sin duda que al mencionar Iloca lo primero que se le viene a la mente a los curicanos es playa, caleta y buena comida. Este último punto es uno de los principales atractivos de un sector que reúne a 1689 habitantes según el censo del 2017. El pescado frito o los mariscales se vuelven protagonistas de una ruta que comienza en La Pesca y termina en Infiernillo.
Entre Curicó e Iloca, que es el centro de la costa curicana, hay 120 kilómetros aproximadamente, el traslado se estima en una hora y media con buen tráfico, el camino de curvas y pocas rectas en muchas ocasiones ralentiza el recorrido, sin embargo, es el destino favorito de muchas personas durante la temporada estival o festividades como Semana Santa.
Cocinería «El Pescador»
En la costa, cuando se comienza a ver el mar es porque se está llegando al sector de La Pesca, la primera localidad de la ruta. En el límite, antes de llegar a Rancura, se encuentra la Cocinería “El Pescador», atendido por su dueña, María Angélica Farías, quien tiene más de 40 años entregando la mejor comida de la zona a los miles de turistas que llegan cada verano.
La señora María recuerda con emoción cuando tuvo que ir a Curicó a iniciar actividades en el Servicio de Impuestos Internos, en ese entonces no sabía que su local debía tener un nombre. “La verdad es que me costó un poco, pero siempre pensando en las especies de acá del mar. Entonces dentro de mi pensamiento fui buscando y dije ya, le voy a colocar ‘El Pescador’, porque mi marido era pescador”.
Su esposo, con el que lleva más de 50 años casados, era el responsable de pescar todo lo que sería cocinado por ella para servir en la cocinería, lamentablemente sufrió de Covid- 19 y no pudo embarcarse nunca más en alta mar.
A pesar de que ella es la estrella de la cocina, cuenta con un equipo que le ayuda a preparar los alimentos y atender, sobre todo en temporada alta, fecha que reconoce tener una clientela de años.
El 2010 es recordado por el terremoto 8,8 en la Escala Richter y posterior tsunami. La costa curicana fue uno de los lugares que sufrió la fuerza del mar, entre las muchas infraestructuras que se llevó, estaba el local de la señora María. Sin embargo, afirma que no le costó tanto volver a funcionar, “a mi siempre me ha gustado llevar toda mi documentación al día, entonces el Estado hizo un aporte, un incentivo tan bueno que no nos dio tiempo de quedarnos sentados llorando. Ese momento fue muy difícil, pero comenzamos la construcción rápida, once meses en total nos demoramos y así pudimos continuar trabajando, de lo contrarió hubiera sido muy complejo ya que habíamos quedado sin nada”
Actualmente tiene un lugar apto para recibir a más de 40 personas, además de un amplio estacionamiento en la parte de atrás para darle la mayor comodidad a sus clientes. El local ofrece una amplia variedad de pescados, el frito es el que más sale, también mariscales, pastel de jaiba, empanadas, papas fritas e incluso porotos. Se caracterizan por tener todo fresco, cocinado en el momento y con rotación de platos, no repiten todos los días el mismo menú.
La pandemia fue un gran desafío para la gastronomía, las normas sanitarias no permitieron que los restaurantes abrieran por mucho tiempo. La Cocinería El Pescador estuvo cerrada por dos años completos, la edad de la señora María y su marido no les permitía exponerse a ningún tipo de contagio y aunque fueron tiempos difíciles, sus dos hijos se preocuparon de que a ellos no les faltara nada.
Una de las principales deudas que tiene el Estado con las personas de la tercera edad tiene que ver con la tecnología. La dueña del local de comida asegura que se quedó atrás hace mucho tiempo. “Yo en mi teléfono lo único que sé es llamar y contestar, lo único que hago es hablar con proveedores. Somos pocos los de tercera edad que seguimos aportando con impuestos, pago de patentes que no son baratas, y ellos no nos ayudan, quedamos muy atrasados”.
La Cocinería “El Pescador” abre sus puertas casi todos los días del año.
Cocinería «María Ester»
Luego de La Pesca viene Rancura, Iloca, La Puntilla y Duao. Justo antes de llegar a este último se encuentra la Cocinería “María Ester», nombre con el cual es conocida su dueña, Mónica Bravo Lizana, debido a un camión ¾ que utilizaba para ir a vender pescados a Curicó. El nombre de su primera hija es María Ester, por eso decidió colocarle así a su medio de transporte.
“Yo me inicié con mi padre, un hombre muy conocido acá en la costa, don Nino Bravo. Mucha gente tiene muy lindos recuerdos de él, porque era una persona amable, que le encantaba atender al turismo, le regalaba pescados a la gente que no le alcanzaba para comprarlo, eso me dejó a mi un legado. Entonces yo iba a Curicó a vender los pescados que mi esposo conseguía, además les explicaba cómo debían cocinarlos. Esto hace unos 20 años atrás”, explica la señora Mónica.
Tal y como su padre, la dueña de la Cocinería “María Ester” ama servir a sus clientes, tiene siempre pan amasado hecho por ella misma, acompañado de un ceviche en todas las mesas, se caracteriza por dar platos contundentes y aunque dice que no es buena para comer, disfruta ver como los demás consumen lo que prepara.
Trabajar en familia es otro recuerdo que tiene de su padre y hermano, este último murió muy joven en un accidente vehicular mientras llevaba pescados a Santiago. El siempre le decía que todos debían ayudar al negocio familiar, porque sería para las siguientes generaciones.
La señora Mónica tiene dos hijas, ellas fueron la razón de cambiar su trabajo vendiendo pescados en Curicó. “A mis dos hijas chicas las dejaba con nana y al final de cuentas estaba actuando mal como madre, porque tenía que darle más afecto a las niñas y con el local más los viajes a Curicó, no me daba. Así que me enfoqué en el local y vendí el camión para comprarme una camioneta para ir a mariscar”, recuerda la emprendedora.
La iniciativa surgió cuando iban buses con gente a la playa, ella no quería que las mujeres siguieran cocinando, sino que fueran a disfrutar. Así que instaló bancas en el sector de la caleta y cocinaba pailas marinas que después servía en ollas que cada uno debía llevar. Al negocio le fue bien, así que después instaló su propio local, pero seguía llegando gente de escasos recursos. “Empezaron a llegar abuelos con cinco nietos que no les alcanzaba para darles comida a todos, yo les decía tomen asiento, les cobraba un plato y les servía un pescado a cada niño, quedaban felices, esa parte la saqué de mi padre”, afirma con emoción la señora Mónica.
Hoy la Cocinería “María Ester” ofrece ceviche mixto de merluza y reineta, salsa margarita con papas fritas, fritos de camarón, machas al matico, “María Ester” que es la especialidad de la casa, un mix de mariscos finos salteados que se sirven calientes, empanadas y pastel de jaiba que saca con sus propias manos, no le gusta usar productos congelados.
A pesar de sus 69 años, la señora Mónica sigue siendo la protagonista de la cocina, le ayuda su hija menor Mónica Fuenzalida y gente que contrata en temporada. Su otra hija que decidió abrir su propio emprendimiento también le ayuda cuando es necesario. Además tiene tres nietos, clientes frecuentes de su comida dice.
En el tiempo que lleva, solo ha recibido unas planchas por parte de la municipalidad para arreglar parte de su local. Hace unos años, de forma ingenua tomó un crédito de $20 millones de pesos, el que se triplicó con el pasar de los veranos. “Yo entiendo que tengan que subir los intereses, pero no puede ser que tanto, se aprovechan de la gente buena. Acá la gente dice que la María Ester tiene cualquier plata, si supieran que sirve para darme vuelta no más”, asegura con algo de tristeza.
La Cocinería María Ester está abierta la mayor parte del año y a veces participa en actividades fuera del sector como hace muy poco, cuando decidió incursionar junto a sus hijas en la Fiesta de la Vendimia de Molina, donde reconoce haber recibido mucho cariño.
Restaurant Gamboa
Con cerca de un kilómetro de diferencia se encuentra el Restaurant Gamboa, justo frente a la Caleta de Duao. Sofía Gamboa, junto a su hermana decidieron seguir con el negocio que hace cuarenta años atrás era de sus abuelos. Don Alfredo y doña María instalaron la Residencial Gamboa por los años 70, era muy conocida en el sector porque no habían muchos lugares durante esa época, pero dejó de funcionar cuando los fundadores fallecieron.
Sofía y su hermana decidieron tomar el negocio pero enfocado en la gastronomía, aunque aseguran que aún las llaman para preguntar si funciona la pensión.“Nosotras con mi hermana y papá decidimos retomar, pero más enfocados en lo que es comida, no alojamiento, porque las habitaciones no estaban en óptimas condiciones y hoy la gente es más exigente, es un proyecto que tenemos pero más adelante, paso a paso”
Al principio fue todo un desafío, todo era nuevo para ellas, la cocina, los platos, la atención y demás. De a poco fueron agregando nuevas preparaciones y adaptándose a lo que el público les pedía. “Siempre preocupándonos de fidelizar al cliente, en esto hay que ser así, tener buena disponibilidad y atender bien. Hoy en día llega mucha gente que ya ha venido varias veces y eso nos pone contentas”, afirma Sofía.
El negocio comenzó con la idea de abrir solo durante el verano, debido a que la hermana de Sofía, Carolina Gamboa, vive en Santiago gran parte del año, pero ha sido tan buena la recepción que actualmente tratan de funcionar todos los días, Sofía vive en el sector, por lo que ella se encarga durante la temporada baja de mantener movimiento.
Cuando comenzaron ofrecían lo típico, merluza, paila marina, empanadas, pastel de jaiba. Ahora incluyeron ceviches, distintos tipos de mariscal, risottos y de vez en cuando pastas, para innovar, algo que fuera diferente a las preparaciones tradicionales de la costa. El papá de las hermanas tiene una carnicería al lado, así que a veces tienen variedad de carnes, como mechada, o lomo en salsa de champiñón que es el favorito de los comensales.
Según un estudio hecho en 2018 por Digital News Report, en Chile un 71% de la población que tiene internet usa redes sociales, plataformas que se usan para interactuar, comprar o vender servicios. En el caso del Restaurant Gamboa Sofía se ha hecho cargo de este trabajo, y aunque a veces reconoce que le falta tiempo, dice que nota la diferencia cuando las activa, porque llega gente nueva o le están preguntando hasta qué hora tiene abierto.
Al igual que otros locales, la pandemia les jugó una mala pasada, no podían abrir y cuando lo hacían al principio no llegaban muchas mesas. “Nos costó mucho, no llegaba nadie y la gente de acá no consume nuestros productos. Sin embargo, cuando volvieron a abrir los restaurantes se llenaba, se hacía fila para consumir, eso nos ayudó a recuperarnos”, menciona con alegría la emprendedora.
A pesar de que la idea ahora es funcionar los 365 días del año, a veces se toman libre, por lo que recomiendan otros lugares cuando les preguntan
Tetería «Cálida Infusión»
No son solo restaurantes los que se han tomado la costa curicana, sino que también los cafés y ahora la Tetería “Cálida Infusión” funcionan en el sector. Este lugar está ubicado frente a la Cocinería “María Ester” y lo atiende una mujer que tiene este mismo nombre.
María Ester Fuenzalida tiene 35 años e inició este emprendimiento exactamente hace tres veranos atrás. En ese entonces había ahorrado dinero que no sabía en qué invertir. Durante una reunión familiar escuchó que el negocio de las teterías se estaba dando mucho en el sector norte del país y sin saber mucho decidió incursionar.
“Hay mucha gente que no conoce el significado de tetería, un día me llegaron a comprar teteras, la gente no conoce muy bien el término, pero es un negocio que tiene proyección, que se está formando más en el sector turístico”, detalla la dueña.
María Ester Fuenzalida de profesión matrona, estudió en Talca, pero nunca ejerció porque decidió dedicarse a su hijo de cinco años. La posibilidad de tener un local le daba los tiempos que ella quería para pasar más tiempo junto a él. Además asegura que la gastronomía es algo que lleva en la sangre, ya que su abuelo y mamá se dedicaron al mismo negocio.
Desde su apertura ha tenido altos y bajos, el año pasado durante las inundaciones de agosto sufrió desperfectos en el local, aún así decidió seguir adelante y ha ido formando su clientela, además asegura que su hijo es el relacionador público.
En la tetería lo que más sale son pasteles, este año agregaron empanadas, tortas, kuchen, incluso de papaya, que no se encuentra en otro lado a pesar de ser una fruta típica de la zona, todo casero, además chorrillanas, sándwiches de carnes y pescados, hay para todos los gustos, vegetarianos también, jugos naturales, café de máquina y grano molido.
Mientras que en té, hay de hojas naturales, el que más sale es un té azul relajante, que es con enhebra y viene con una flor de guisante mariposa que la da el color, té negro, té verde, te chai, todos naturales. Además hierbas de menta, manzanilla, passiflora, cedrón, también un té verde que es fluorescente, va en una bolita que se agrega a una tetera de 500cc de agua y se abre una flor, algo super novedoso de la zona.
“A veces me dicen que salió tibio el té y yo les digo que si es más caliente les quedará amargo, todos los té tienen distintas temperaturas”, precisa la emprendedora.
La mamá de María Ester Fuenzalida vendía muchas tortas para matrimonio, de ella aprendió todo lo que es repostería, incluso cuenta que una vez le mandaron a hacer una torta en forma de barco que llegó a medir cuatro metros, se la tuvieron que llevar en camión al centro del pueblo para un año nuevo.
Las inundaciones del mes de agosto no solo generaron problemas de infraestructura, sino también provocó la pérdida de muchos documentos desde la municipalidad, entre ellos los permisos de la Tetería “Cálida Infusión”, lo que ha generado inconvenientes los últimos meses, pero esperan que todo se regularice con el pasar de las semanas.
“Acá los emprendedores nos sentimos dejados de lado, se enfocan en negocios más ‘pitucos’ y no se fijan en el emprendedor. Los otros ya tienen sus clientes formados, falta que se fijen en la gente que está recién iniciando y no poner tantas trabas. En caso que se cierre la tetería no hay más, entonces no se fijan que le estarían quitando un plus al sector”, asegura un poco molesta María Ester.
La Tetería “Cálida Infusión” ahora funciona durante las vacaciones de invierno y verano, además de los fines de semana largo como Semana Santa.
Bar «Ilocaxay»
Como típico chileno, el bar no puede faltar dentro de una ruta gastronómica. “Ilocaxay”, es un nuevo pub ubicado en el centro de Iloca, donde anteriormente estaba la discoteque San River. Daniel Jara, de 35 años y oriundo de la comuna de El Bosque decidió instalar este local porque sentía que no habían buenos lugares para distraerse en la costa curicana.
El padre de dos hijas llegó hace tres años a vivir a la zona, nunca pensó en establecerse en un lugar como Iloca, hasta que un amigo de Santiago lo invitó a trabajar a un restaurante como preparador de garzones, al final se dedicó a garzonear y administrar. “Como estudié administración hice un análisis foda y sentí que un bar era lo que hacía falta, aparte me enamoré del sector, como vengo de Santiago es todo muy distinto, no hay delincuencia y es muy tranquilo para estar con los hijos”, afirmó el emprendedor.
Su negocio tuvo los mismos problemas de documentación que la Tetería “Cálida Infusión”, durante las inundaciones se perdieron muchos papeles, entre ellos los suyos, así que pudo recién comenzar a funcionar hace dos semanas. Eso lo tuvo un poco desanimado durante el verano, ya que es la época más fuerte para el turismo, pero él tuvo que tener cerrado, a pesar de ello, tiene toda la ilusión que ahora le irá bien.
“Queremos que funcione, que la gente tenga entretención. Mi intención es que sea un lugar distinto, con viernes de clásicos, sábados de los 80, stand up comedy, karaoke, distintas actividades”, detalló Daniel, además asegura que “tenemos la idea de volver a convertirlo en un local para pasarlo bien, solo que como bar por el momento, no discoteque”.
Entre las innovaciones del pub está la mocktelería, que es cocktelería sin alcohol, para que niños y embarazadas sientan que están en un ambiente de bar, algo que no se había escuchado antes por la zona. “Mucha gente prefiere los restaurantes porque acá es solo trago y la finalidad de los mocktails es quitar esa imagen”, especificó su dueño.
Luego que cerrara la discoteque el lugar estuvo mucho tiempo sin funcionar, lo último que se había puesto era un pub de Molina que se llama “Toro Loco», pero no estuvieron más de tres meses. Esto significó que Daniel tuviera que realizar una importante inversión en el local, eso lo tiene actualmente con un trabajo durante el día por los altos costos que debe cubrir cada mes y con el bar por las tardes hasta que genere lo suficiente para dedicarse solo a él.
El nombre del local se debe a que al dueño muy poca gente lo conoce, eso le ha jugado una mala pasada al momento de hacer conocido el bar, entonces Iloca es por el sector y el “xay” es porque poca gente lo “cacha”. El pub ofrece opciones de picoteo como sushi, papas con sabores, bocados, chorrillanas, mix de empanadas y en cocktelería moscow mule, ramazzotti, sex on the beach y tragos fuera de lo común.
“Buscamos que el público se atreva a conocer, se atreva a probar algo distinto y que la zona tenga donde compartir los fines de semana. Acá no hay mucha variedad para despejar la mente y para la buena salud mental es necesario de vez en cuando distraerse y así evitar el estrés”, manifestó el bartender.
Por ahora el horario de funcionamiento es de miércoles a sábado desde las 20 horas, hasta las 01 horas.