Las temperaturas son cada día más bajas y los días lluviosos cada vez más comunes, y aunque pareciera, todavía ni siquiera ha llegado el invierno.
Con el frío y aún más cuando se le suma la lluvia, las ganas de quedarse en casa aumentan, sin embargo el sedentarismo no es un buen aliado de la salud física ni mental.
Más allá de que si alguien prefiere el invierno o el verano, lo cierto es que la lluvia tiene comprobados beneficios para nuestro cuerpo, partiendo sin ir más lejos por la agradable sensación de mojarse el rostro.
El sonido de la lluvia es parecido al ruido blanco, utilizado para relajarse en general y usado incluso para quienes sufren de insomnio. Y es que la monotonía del sonido de la lluvia, por ejemplo cuando choca con el techo de nuestras casas, puede servir para reducir el estrés y la ansiedad.
Las gotas de lluvia funcionan también como limpiadores naturales de la atmósfera, atrapando partículas de polvo, cañones de estufas, etc. Es por eso que luego de una lluvia el ambiente se siente inmediatamente más ligero, más puro.
Las gotas atrapan también el polen llevándolas hasta el piso, haciéndole un gran favor a las personas alérgicas.
El agua purificada de lluvia sirve además a nuestra piel para mantenerla hidratada y lejos de las impurezas, lo mismo que con nuestro cabello, que puede resecarse con el sol o atraer más cantidad de suciedad.
Por último, el petricor, que es básicamente como se llama el olor a la tierra mojada, genera sensaciones positivas en prácticamente todas las personas.
Y no, el frío y la lluvia no provocan los resfriados, son otras situaciones propias del otoño e invierno las que lo causan. No hay excusas entonces para quedarse encerrado en casa los próximos meses.